Microsoft libera una gran actualización de Windows 10 dos veces al año, de manera que aproximadamente cada seis meses podemos instalar una nueva versión en nuestro ordenador. Después, la compañía de Redmond ofrece soporte para cada una de estas versiones por un tiempo limitado, en concreto unos 18 meses, por lo que si no actualizas con cierta frecuencia te puedes quedar sin soporte.